El día que conocía a Reofaond Ofadon, ocaso del sol... el primaveral sueño de avestruz volando por los confines de la imaginación, cayendo en un abismo sin salida ni entrada ni solución. Un laberinto frente al espejo... sólo pura putrefacción de los huesos viejos sin forma, sin son.
Ese día había de morir, pero lloví sobre tu aura misteriosa y celestial ¡OH! Refaond Ofadon.
Enero de 2004
Escrito a las afueras del Taj Majal
Al-azif azif
miércoles, 19 de marzo de 2008
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